Las hormigas juegan un papel importante en el mantenimiento de ecosistemas en la Tierra. Las hormigas estimulan el crecimiento de raices, reciclan material orgánico, transportan semillas y crean oportunidades para otros seres vivientes. La representación de la organización social en Ayllus que existía incluso antes del imperio Incaico era indispensable para el desarrollo y producción de cultivos; los mismos simbolizan la agrupación en clanes familiares que trabajaban la tierra para el fin común y el bienestar de todos. Así pues creamos una fenomenología asociativa que comparten las hormigas del género Acromyrmex en lo que concierna la distribución de labores en la chakra y la minga, ya que estas trabajadoras sociales de la tierra cultivan un jardín de hongos que les proporciona comida y abrigo. Las hormigas conforman diferentes grupos que regulan las tareas para el bien colectivo a través de interacciones locales, sin jerarquías impuestas, transportando hojas como si fueran chaskis.

La Cruz del Sur o Chakana es una simbología que engloba la mayoría de la cosmovisión no solo de los Andes pre-Incaicos, sino de muchas otras culturas en diferentes partes del mundo. En la invasión Europea del siglo XVI este ancestral símbolo fue reemplazado por la cruz de la iglesia católica como estrategia de colonización, perdiéndose gran parte del conocimiento ancestral cosmológico y espiritual que esconde esta cruz.

Hormigas legionarias nómadas del Amazonas de la tribu Ecitonini, especie E. burchellii, realizan redadas a manera de enjambre alrededor de la selva para cazar colectivamente. Las feromonas de las trabajadoras y soldados depositadas en el suelo tropical estimulan la organización de la colonia que de manera emergente forman múltiples caminos que se asemejan a ramas y raíces, formaciones fractales orgánicas como el Khipu y sus nudos.